No existe un método infalible para detectar de antemano un bovino portador de cálculos biliares. Sin embargo, ciertos criterios pueden aumentar la probabilidad:
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Bovinos de edad avanzada (más de 5 años)
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Animales cebados al final de su vida productiva (vacas de desecho)
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Signos de disfunción hepática observados en el matadero (hepatomegalia, color anormal del hígado)
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Origen geográfico (algunas regiones con alimentación específica pueden favorecer la formación de cálculos)
Etapas de recolección en el matadero
La recolección de cálculos biliares de bovinos se realiza exclusivamente después del sacrificio, durante la inspección visceral. A continuación, se describen las etapas técnicas, respetando las buenas prácticas de higiene y trazabilidad.
Acceso a la vesícula biliar
Una vez sacrificado y eviscerado el bovino:
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Identificar el hígado, situado generalmente en el lado derecho de la cavidad abdominal.
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Localizar la vesícula biliar, una pequeña bolsa alargada, de color verde a marrón oscuro, adherida a la cara inferior del hígado.
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Cortar cuidadosamente la vesícula biliar con un bisturí o cuchillo fino.
Apertura y recolección
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Abrir la vesícula biliar sobre una superficie de trabajo limpia.
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Verter cuidadosamente la bilis en un recipiente.
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Inspeccionar el interior de la bolsa y los conductos biliares para detectar posibles masas sólidas.
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Recoger los cálculos con pinzas o con la mano (usando guantes).
Limpieza de los cálculos
Una vez extraídos, los cálculos deben ser:
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Enjuagados suavemente con agua clara (no usar jabón ni detergente).
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Secados cuidadosamente con un paño limpio o papel absorbente.
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Clasificados según su tamaño, forma, color y consistencia.
Secado y conservación
Secado natural
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Extender los cálculos sobre una rejilla o tamiz.
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Dejar secar a temperatura ambiente en una habitación ventilada, protegidos de la luz directa.
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El secado puede tardar desde varios días hasta varias semanas, dependiendo de la humedad ambiental.
Secado asistido
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Uso de deshidratadores de alimentos o cámaras de secado a baja temperatura (máximo 40 °C).
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Permite un secado más rápido, uniforme y reduce el riesgo de moho.
Conservación
Una vez secos, los cálculos deben conservarse en:
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Recipientes herméticos o bolsas al vacío
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Protegidos de la humedad, la luz y los insectos
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A una temperatura estable (entre 15 y 25 °C)
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